El último partido de liga tenía todos los alicientes para estar emocionado. Siempre que viajo a Anoeta me emociona entrar en ese estadio y poder sentarme en unos asientos que ocupan semana tras semana aficionados de mi mismo equipo. Viajé desde Málaga, con mis compañeros de fatiga de la Peña «El Sur», para asisitir, uno, al partido clave para mantener la categoría, y dos, para, un año más, participar en el congreso de Peñas de la Real.
Antes de entrar en Anoeta me encontré con el resto de mi peña «sureña» que estaban charlando animadamente con una pareja. Me acerqué y pude comprobar que yo conocía al hombre con el que estaban hablando. Como no iba a conocerlo, si era el jugador que más veces ha vestido la camiseta txuriurdin.
Alberto Gorriz hablaba con su mujer y nuestros socios de su cariño por Andalucía durante varios minutos, algunos de ellos retrasandole la entrada al campo donde iba a participar en la retransmisión del encuentro para la Cadena Ser.
Nos contó que llevaba la misma bufanda que le pusieron en su despedida del fútbol, en el último encuentro oficial disputado en Atotxa en 1993, aquella bufanda, ahora algo anticuada, colgaba sobre su cuello, como si no quisiera desprenderse de los recuerdos de aquel día.
Alberto Gorriz disputó 599 partidos con la Real Sociedad, pudieron ser una cifra más redonda si JB Toschack lo hubiera sacado al campo del Nou Camp, en el último partido, e intrascendente encuentro frente al Barcelona, que ese día se proclamó campeón, tras la derrota del Madrid en Tenerife. Gorriz le pidió a Toschack jugar algunos minutos en ese partido para que la cifra fuera redonda, pero el galés le contestó, «599 es una buena cifra».
Alberto se hizo una foto conmigo. En ese momento cuando pasó su brazo por encima de mis hombros, cayeron sobre mí 599 partidos de historia, de la gran historia de la Real Sociedad. Y todavia me preguntan en Málaga, porque soy de la Real.